POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 149

Banco Mundial, FMI y G-20: nuevo poder económico

Carlos Heredia Zubieta
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Estados Unidos y Europa siguen actuando como si el mundo fuera el mismo de 1944, cuando se firmaron los acuerdos de Bretton Woods. Los nuevos polos de poder económico demandan nuevas reglas de juego a través de una gobernanza multilateral más inclusiva.

Cómo pueden los mercados y las instituciones globales servir a la mayoría de la población? La pregunta parecerá mera retórica para quienes detentan el poder económico y político, pero está en el corazón del desafío que afronta hoy la economía mundial, ante su más grave crisis desde la Gran Depresión de 1929.

Existen múltiples definiciones de gobernanza, y por tanto, la buena gobernanza puede tener numerosos significados. No resulta eficaz plantear recetas económicas y políticas de aplicación universal y para todas las épocas. Si acaso, las experiencias positivas en distintas latitudes aportan material para los compendios de mejores prácticas o de políticas recomendables.

El periodista Thomas L. Friedman planteaba en The New York Times (“Power With Purpose”, 22 de mayo de 2012) una pregunta que, por breve y sencilla, parecería trivial, pero va al fondo de la cuestión: ¿Para qué quieren los líderes mundiales el poder que tienen? Mientras más poder acumulan, mayor número de personas espera que lo usen para hacer grandes cosas. De no ser así, corren el riesgo de parecer ineficaces.

Los líderes que emergieron victoriosos de la Segunda Guerra mundial convocaron en 1944 la conferencia de Bretton Woods para crear nuevas instituciones de gobernanza económica internacional. Pese a los problemas que implicaba echar a andar un nuevo sistema internacional, este condujo a un largo periodo de crecimiento económico y de generación de empleo. Sin embargo, a partir de la década de los setenta se inició un proceso de liberalización y desregulación financiera que incrementó la vulnerabilidad del propio sistema…

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