El quinto año de la presidencia de Obama se cierra marcado por los fallos en la aplicación del seguro médico y la continua batalla fiscal con los republicanos. En el exterior, Oriente Próximo proyecta su sombra.
Mal termina el año para tirios y troyanos: el increíble descalabro del seguro médico universal, la presea de la presidencia de Barack Obama; el fracaso de un presupuesto que sustituyera y superara el “secuestro”; la “opción nuclear” que ha supuesto la seria limitación del filibusterismo y el consecuente incremento de la venenosa polarización política de ambos partidos; la continuación de la crisis económica, la desigualdad social y el paro; el fracaso de la campaña para limitar las armas de fuego y regularizar la inmigración; y por último, el interrogante que pesa sobre las iniciativas en política exterior: Irán, Siria, Egipto, Palestina y Afganistán.
Tres años y medio después de que el presidente firmara la histórica Ley de Tratamiento Médico Asequible, resulta que su puesta en práctica el 1 de octubre de 2013 demostró que el complicado sistema del seguro médico nacional, medio estatal y medio privado, no ha sido capaz de acomodar a los millones de ciudadanos que intentan cumplir con la obligatoriedad de la ley, presentando su solicitud al centro federal de contratación. Una investigación del Congreso ha demostrado que solo estaban preparadas 41 de las 91 entradas informáticas del centro. Muchos comparan este descalabro con los sufridos por el presidente George W. Bush en Irak y tras el huracán Katrina. Los republicanos han vuelto a conquistar el favor de la opinión pública, pues muchos piensan que la ley ha fracasado completamente y que el presidente ha demostrado una incapacidad incompatible con su cargo al reconocer que “no había sido informado”…