Autobiografía de Malcolm X

Cuando Malcolm Little tiene dieciséis años, su profesor de inglés le pregunta qué quiere ser de mayor. “Abogado,” contesta. “Pero tú eres negro,” responde el profesor, “y por eso tienes que ser realista”. El alumno está entre los primeros de su clase, pero le aconseja buscar trabajo como carpintero.

Little ignora a su profesor, y el resto es historia. La de Malcolm X, el famoso activista por los derechos civiles musulmán. En el 50 aniversario de su asesinato, Capitán Swing republica su autobiografía, escrita por el periodista Alex Haley a partir de las más de 50 entrevistas que mantuvo con Malcolm. Con Estados Unidos enfrentándose a una nueva ola de indignación en sus comunidades negras, económicamente marginadas y brutalizadas por la policía, la Autobiografía es un libro tan importante como urgente.

Malcolm nace en 1925 y crece en el Michigan rural, donde su padre muere asesinado por supremacistas blancos y su madre es forzada a ingresar en un hospital psiquiátrico. Se muda a Boston en su juventud: metro noventa, trajes zoot chillones, melena roja alisada, noches y noches bailando Lindy Hop. Terminará por hundirse en el Harlem más oscuro, ejerciendo de camello, ladrón, proxeneta y atracador. En aquella época, confiesa, “para mí las drogas eran como la comida para el común de la gente.”

En 1946 ingresa en la cárcel. Allí entra en contacto con Elijah Muhammad y la Nación del Islam, que transformarán su vida. En 1952, el ex delincuente se ha transformado en un erudito con una voluntad inquebrantable (en una ocasión copia un diccionario entero, página por página, para saciar su curiosidad y mejorar su caligrafía). Se convertirá en un hombre de masas y la principal voz del culto, con el que romperá en 1963 para volcarse en la lucha por los derechos civiles de los negros americanos. Pero esta última conversión le costará la vida a manos de sus antiguos seguidores.

La Autobiografía no es un libro de memorias ni una biografía. Haley escribe a Malcolm narrando en primera persona; el propio Malcolm, que rompería con la Nación del Islam en la misma época en que se entrevista con Haley, se transforma como narrador: el pícaro carismático se convierte en un doctrinario misógino y, finalmente, en un humanista comprometido.

En ocasiones se echa en falta un contrapeso crítico al relato que traza Haley. El lector no encontrará referencias a la supuesta bisexualidad de Malcolm X, ni tampoco muchos detalles sobre su –en ocasiones atormentada– vida familiar. El relato más minucioso en este ámbito –si bien ha sido criticado por sensacionalista– es la biografía de Manning Marable. A pesar de estos inconvenientes, el libro de Haley destaca por la fuerza y frescura con que plasma la vida de Malcolm.

Lamentablemente, partes enteras del libro podrían haber sido escritas ayer mismo. “Hace cuatrocientos años que el blanco clavó en la espalda del negro un cuchillo de treinta centímetros de largo y ahora que lo ha retirado apenas tres centímetros supone que el negro debe agradecérselo,” proclama Malcolm en una de sus denuncias más famosas. La brutalidad policial, la falta de oportunidades económicas, la encarcelación en masa de jóvenes negros y el racismo mal disimulado han sobrevivido a la Ley de Derechos Civiles de 1964. Aún queda mucho cuchillo clavado en la espalda de la América negra.

Quienes busquen en el libro una hoja de ruta conceptual quedarán decepcionados. “A pesar de su intelecto prodigioso,” escribe Ta-Nehisi Coates, “Malcolm fue, en última instancia, una expresión del corazón de la América negra antes que de su cerebro». Malcolm X destacó por su eclecticismo intelectual antes que por su adhesión a ningún cuerpo ideológico. En las páginas de Haley, su vida aparece como un torrente de energía en constante regeneración. Es una lástima que se extinguiese cuando aún le quedaba mucho por hacer y decir.