El país celebra comicios seguro de la victoria de Bachelet. Hoy día, la buena gestión económica no asegura el éxito de un gobierno. La demanda por una mayor igualdad no para de crecer.
Al terminar de escribir este artículo faltan 22 días para que Chile elija al nuevo presidente de la república y renueve la totalidad de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. Como le señalé al editor cuando me invitó a escribir sobre este asunto, lo prudente habría sido fijar una fecha de entrega que no fuera el 20 de octubre, sino el 20 de noviembre, esto es, tres días después de los comicios. Pero los tiempos editoriales son distintos de los políticos y lo que suceda esta vez con Chile no será tan importante como para retrasar una publicación que cubre otros asuntos y países. De modo que acordamos que asumiría los riesgos y cometería tal imprudencia.
Todo apunta a que la próxima presidenta de Chile será Michelle Bachelet. Las encuestas de opinión, una tras otra, así lo indican. De este modo, los partidos que encabezaron la transición a la democracia y que después gobernaron durante 20 años consecutivos, tras de un leve interregno –el cuatrienio de gobierno de derecha–, volverán al poder.
¿Qué explica este cambio? ¿Es el fracaso del gobierno de derecha que no pudo sostenerse más de cuatro años? ¿Es la vuelta en gloria y majestad del centro-izquierda que derrotó a Augusto Pinochet y gobernó durante dos décadas? Aunque parezca sorprendente a primera vista, las explicaciones anteriores no parecen válidas. La situación se explica mejor si se considera la derrota de la Concertación de Partidos por la Democracia, en 2010, y la que sufre en 2013 la alianza electoral de Sebastián Piñera…