El proceso de integración ha favorecido la creación de un marco de confianza para los inversores nacionales y extranjeros, lo que a su vez ha permitido un desarrollo sostenido y estable de la zona, concediendo un margen adicional de maniobra para la efectividad de dichas reformas. Las relaciones económicas y comerciales entre España y Mercosur han sido cada vez más estrechas y, en algunos casos, han superado los contenidos de los acuerdos.