América Latina y el Caribe cuenta con la mayor disponibilidad de agua del mundo, pero un 23 por cien de su población no tiene acceso a saneamiento básico adecuado. Solo un 15 por cien de las aguas residuales colectadas son tratadas, por lo que cada año mueren 34 de cada 1.000 niños.
En una reciente conferencia dedicada al cambio climático en Melburne, Australia, el profesor y climatólogo australiano David Karoly sostuvo que una subida de cuatro grados centígrados hacia finales de este siglo reduciría drásticamente el cauce del sistema fluvial Murray-Darling y las lluvias a casi la mitad en la isla continente, duplicando las sequías y los riesgos de incendio.
El nivel del mar, añadió, subirá 1,1 metros en 2100, mientras que la gran barrera coralífera desaparecerá porque una vez que se cruce cierto umbral, la humanidad ya no podrá reducir las temperaturas en el ciclo de vida de una única generación. Según James Hansen, experto de la NASA, la alteración drástica de los sistemas fluviales exterminaría a una parte importante de la fauna terrestre y convertiría en inhóspita para la vida humana a la mitad del planeta por el colapso de los ecosistemas oceánicos y la cadena trófica.
Una de las principales amenazas del calentamiento atmosférico se cierne sobre el elemento que hace de la Tierra un planeta azul: sus inmensas masas de agua, el factor esencial que explica la existencia misma de la biosfera. La ONU ha advertido de que en los próximos 40 años el planeta afrontará una “bancarrota del agua”. En 2025, las dos terceras partes de la población mundial podrían vivir en condiciones de “estrés hídrico”…