Alianzas y aviación. Si unimos estas dos palabras, los nombres que probablemente aparezcan en la mente de la mayoría de los lectores sean Star Alliance, SkyTeam o OneWorld: alianzas comerciales que permiten a los viajeros realizar conexiones de código compartido entre compañías de distintos países. Este tipo de acuerdos de naturaleza transaccional, si bien ha contribuido a aumentar los beneficios mejorando la experiencia de los clientes, no sirven para abordar los complejos desafíos de la sostenibilidad, en sus tres vertientes económica, social y ambiental.
Dada su complejidad y trascendencia, muchos de los problemas que hoy afrontamos no pueden ser asumidos por un solo actor, ni tampoco mediante enfoques convencionales y lineales basados en proyectos. Se precisan colaboraciones entre múltiples actores que combinen la creatividad, los recursos, y las capacidades que residen en los sectores público, privado y de la sociedad civil.
Por poner un ejemplo, no es posible alcanzar el acceso universal a la energía, como se ha comprometido a lograr la comunidad internacional, si se sigue poniendo el énfasis en soluciones convencionales, que consisten en extender las líneas eléctricas para llegar a cada vivienda desde las grandes centrales de producción. Hacerlo así resulta extremadamente caro y lento. La buena noticia es que hoy disponemos de tecnologías cada vez más asequibles y eficientes que permiten la electrificación mediante sistemas aislados de energías renovables. Su aplicación en regiones pobres y remotas requiere nuevos modelos de provisión de servicio, que solo pueden ser viables y ampliables con la colaboración de una gran variedad de actores. En Latinoamérica, por ejemplo, pueden observarse iniciativas sostenibles para dar acceso a energía a poblaciones aisladas que incorporan a la población en el diseño y la gestión de nuevas soluciones adaptadas al contexto local.
En otras palabras, ante retos que trascienden la capacidad o el poder de…