Una descripción de Alexander von Humboldt que englobe todas las actividades a las que se dedicó semeja una larga y abrumadora enumeración de las más diversas materias. En efecto, durante su larga y productiva vida, Humboldt fue geógrafo, explorador, naturalista, vulcanólogo, antropólogo, escritor, diplomático, historiador, filósofo… Esta sucesión de conceptos es, sin embargo, necesaria para reflejar la enorme contribución al conocimiento y la cultura de uno de los grandes sabios del Occidente moderno.
Simón Bolívar, que traba amistad con Humboldt en París y Roma y que le define como el descubridor científico del Nuevo Mundo, resalta con acierto la combinación de hombre de teoría y de acción, en el que conviven el perfil del erudito y del explorador. A la vez que subraya su rasgo más característico, el de científico universal, señala su mayor aportación y experiencia central de su vida: el largo viaje en el que Humboldt junto a su compañero, el médico y botánico francés Aimé Bonpland, recorrió el continente americano.
Hasta entonces los viajes de exploración obedecían a intereses políticos de expansión. La gran novedad de este viaje es que se trata de hecho del primer viaje de investigación exclusivamente científica con financiación privada. A lo largo de cinco años y a sus propias expensas, Humboldt lleva a cabo con su amigo Bonpland un viaje por los dos hemisferios, el más grande jamás emprendido por un particular.
Nacido en Berlín en 1769 en el seno de una familia aristócrata y acomodada, Humboldt pierde a su padre, chambelán del rey, con nueve años. El trato severo y distante de su madre se compensa con la esmerada educación recibida junto a su hermano mayor, Wilhelm, filósofo, lingüista, político y uno de los fundadores de la Universidad de Berlín.
Cabe señalar entre sus tutores al pedagogo y lingüista Joachim Heinrich…