Escasez y disminución de la calidad del agua, extinción de especies endémicas y agotamiento del suelo, son amenazas contra los recursos renovables del Magreb. Las zonas más áridas y pobres de la región son uno de los “puntos calientes” del mundo en lo que se refiere a los efectos del cambio global. Para revertir la situación son necesarias medidas regionales y locales adaptadas, específicas para las zonas áridas, y alcanzables a corto plazo ella esa separación de poderes entre la entidad y los cantones.
Los ecosistemas áridos proporcionan no solo servicios con valor económico tangible como producción de cultivos y ganado, turismo, agua, protección de cuencas hidrográficas y suministro de energía que garantizan la subsistencia de sus habitantes, sino que también suministran servicios ecosistémicos a las poblaciones locales. En estos ecosistemas, las fluctuaciones de temperatura, viento, disponibilidad de humedad y composición del suelo en distancias muy cortas producen gran diversidad. No obstante, los ecosistemas áridos son muy vulnerables a las consecuencias del cambio climático, como la desertización.
La desertización se define como un tipo de degradación del terreno en la que ecosistemas de terreno relativamente seco se vuelven cada vez más áridos, perdiendo sus masas de agua así como la vegetación y la fauna. La desertización es un grave problema ecológico y medioambiental en el mundo, especialmente en las regiones áridas de transición.
Presión sobre los recursos naturales
En la región del Magreb, la presión sobre el uso de recursos no renovables se acerca al límite y los recursos potencialmente renovables se están usando más allá de su capacidad de reproducción. Las principales amenazas contra los recursos renovables de esta región son la escasez de agua superficial y subterránea, la disminución de la calidad del agua, la extinción de especies endémicas y el agotamiento del suelo. Se está produciendo,…