La inflación en Estados Unidos subió al 5,7% el pasado noviembre, el aumento de precios más rápido desde 1982. Para más inri, el IPC subyacente, que descuenta energía y alimentos no procesados, escaló al 4,7%, la cifra más alta desde finales de los años ochenta. Esto significa que el país asiste a un escenario de rápido contagio de la escalada de precios energéticos al resto de sectores. Es lo que se conoce como efectos de segunda ronda, la gran preocupación para los bancos centrales.
Una vez que comienza el proceso de subida de precios generalizado, es más difícil frenar la tendencia. Por este motivo, la Reserva Federal ha anunciado ya el final de los estímulos de la pandemia y comenzará a endurecer la política monetaria estadounidense en los próximos meses. En concreto, anticipa tres incrementos de los tipos de interés este año y otros dos en 2023. Eso significa llevar…