La pandemia del Covid-19 ha cambiado nuestras vidas de muchas formas. En España, como en tantos otros países, han fallecido miles de personas y muchas más se han visto afectadas. En julio tuve el honor de asistir a la ceremonia celebrada en el Palacio Real de Madrid, y presidida por Felipe VI, en homenaje a los fallecidos a causa del Covid-19. Mi sentimiento y mis más profundas condolencias acompañan a todos aquellos que han perdido a seres queridos o se han visto afectados por la crisis sanitaria.
Querría además alabar a las fuerzas armadas españolas por su compromiso y la importante labor que desarrollan en las misiones y operaciones de la OTAN a lo largo y ancho del mundo, desde el mar Báltico hasta Afganistán, las cuales han compaginado con el apoyo a los esfuerzos de la sociedad civil frente a la pandemia. Felicito a toda la ciudadanía española por la extraordinaria solidaridad y unidad de que han hecho gala.
España no está sola. Durante la crisis sanitaria, ha recibido apoyo de toda la Alianza, tanto a través de la OTAN como bilateralmente. Este apoyo se ha sustanciado en la llegada de mascarillas y productos desinfectantes de Estonia, ventiladores mecánicos de Alemania, guantes y pantallas de Lituania, mascarillas, batas y termómetros de Luxemburgo, etcétera. España, por su parte, ha ayudado también a otros países, proporcionando, por ejemplo, equipos de protección personal (EPI) a Irak, país donde la OTAN lidera una misión de instrucción de las fuerzas locales.
Como siempre, la tarea principal de la Alianza consiste en promover la disuasión y fortalecer la defensa, con el objetivo de mantener la paz y seguridad de sus países miembros. Para cumplir con este cometido, debemos asegurarnos de que la presente crisis sanitaria y económica no transmute en crisis de seguridad. Por ello,…