#25años25libros: la ruptura de las naciones
#25años25libros. Mirando hacia atrás, los últimos 25 años aparecen como un periodo que marca el fin de una era. En nuestro 25 aniversario, ofrecemos un repaso por los 25 libros que han ayudado a entender mejor la dinámica de esta transformación y el nuevo mundo que ya está aquí.
El genocidio de Ruanda y la guerra de Bosnia (y después la de Kosovo) plantearon graves cuestiones morales y de responsabilidad internacional. La incapacidad para responder a estos conflictos –y especialmente la incapacidad de Europa para resolver una guerra en su territorio– obligaron a plantearse las bases del orden internacional que se configuraba para el siglo XXI.
Uno de los diplomáticos europeos más experimentados, Robert Cooper, asesor del gobierno laborista de Tony Blair, y hoy «mano derecha» de la alta representate de la UE, Catherine Ashton, escribió en 2003 un conjunto de ensayos que supusieron una radical interpretación del nuevo orden mundial que emergía tras la guerra fría.
En The breaking of nations: order and chaos in the twenty-first century, Cooper sostiene que dos fuerzas han transformado las relaciones internacionales: la pérdida de control de los Estados sobre la violencia (evidenciada por el surgimiento de grupos terroristas) y el ascenso de un orden pacífico y estable en Europa. Han surgido así, según el autor, tres tipos de Estados: Estados premodernos fuera de la ley, como Somalia o Afganistán; Estados modernos que persiguen sus intereses con determinación (China, Brasil, India); y Estados posmodernos (la Unión Europea o Japón) cuyo funcionamiento se basa en la ley, la cooperación y la seguridad mutua. En este esquema, Estados Unidos aún tendría que decidir si será un Estado posmoderno que desea un mundo de interdependenciaas, o seguirá la vía del unilateralismo.
En este nuevo orden de caos y ruptura, los Estados necesitan poner en marcha nuevas formas de cooperación que superen el tradicional equilibrio de poder o la hegemonía. La nueva legitimidad procederá de la mayor capacidad de inclusión de los poderes políticos.
En palabras de Cooper: «El sistema posmoderno en el que los europeos vivimos no se apoya en el equilibrio; tampoco enfatiza la soberanía o la separación de los asuntos internos y externos. La Unión Europea se ha convertido en un sistema altamente desarrollado de interferencia mutua en los asuntos internos de los otros, desde las cervezas a las salchichas (…) Las principales características del mundo posmoderno son: la ruptura de la distinción entre asuntos internos y externos; la mutua interferencia en asuntos tradicionalmente internos y la vigilancia mutua; el rechazo de la fuerza para resolver disputas y la consiguiente codificación de normas de comportamiento; la creciente irrelevancia de las fronteras; y la seguridad basada en la transparencia, la apertura, la interdependencia y la mutua vulnerabilidad».