Continuidad política, fragmentación en los partidos, alta tasa de abstención y mecanismos que privilegian al grupo en el poder caracterizan la mayoría de los procesos electorales en el mundo árabe y musulmán. Turquía y Marruecos han sido los grandes protagonistas de 2007.
El año 2007 ha sido prolífico en procesos electorales en el grupo de países árabes e islámicos, desde Marruecos a Pakistán. Ha habido casi una veintena de referéndums, elecciones legislativas, municipales y presidenciales. Sin embargo la existencia de gran cantidad de citas electorales, y sobre todo sus resultados, no han supuesto en todos los casos un avance en las condiciones democráticas de los países en los que se han desarrollado. Más aún, en algunos casos, los comicios han servido para reafirmar la estabilidad de los regímenes establecidos y para dar claras muestras de las escasas posibilidades que tienen las oposiciones para ejercer alguna influencia o forzar algún cambio en la distribución del poder. No todas las consultas electorales han tenido la misma importancia, y en la mayoría de los casos la prensa internacional ni siquiera las ha mencionado. Hay que destacar que, en función de los sistemas políticos y electorales de los países, en algunos casos las elecciones presidenciales sólo hacen referencia a la designación del presidente por parte de un Parlamento ya constituido y votado por la población con anterioridad, como en los casos de Turquía, Líbano o Pakistán, con sistemas parlamentarios o semiparlamentarios.
El proceso electoral seguido con más interés desde España fueron las legislativas de Marruecos del 7 de septiembre. Las expectativas sobre esta cita se basaban, en primer lugar, en el desempeño que tendrían los candidatos islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) y en la transparencia del proceso electoral. Se preveía que el PJD obtuviera un apoyo muy superior al de 2002, cuando…