INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1389

Zelenski en apuros

Al haber perdido fuerza el impacto inicial de la incursión de fuerzas ucranianas en la región rusa de Kursk –donde mantienen en la actualidad en torno a unos 1.000km2–, el panorama general no es muy halagüeño para los intereses ucranianos y occidentales.

Hace tiempo ya que los astros no se alinean a favor de Volodímir Zelenski en su afán por liberar el territorio de las tropas invasoras rusas. Militarmente, Rusia sigue conservando la iniciativa mientras intensifica su esfuerzo principal en la zona del Donbás. Los avances son menores y no cambian el dibujo general del despliegue de ambos contendientes.

A pesar de que el Ejército ruso ha recuperado el control sobre las zonas de Nóvaya Soróchina y Pokrovski, según fuentes oficiales, sigue estando claro que ni Ucrania está al borde de una retirada en toda regla, ni Rusia tiene la victoria al alcance de la mano. Putin acaba de firmar el decreto para incrementar los efectivos de las fuerzas armadas hasta los 1,5 millones, reclutando para ello otros 150.000, convencido de que el tiempo corre a su favor en esta guerra de desgaste.

Por su parte, Ucrania continúa sin lograr que sus aliados –Estados Unidos en primer término– le suministren y le permitan emplear hasta su máximo alcance (unos 300km) los misiles de alta precisión que le permitirían desbaratar muchos de los ataques rusos. Sus denodados esfuerzos por revitalizar su industria de defensa –que ya le permiten fabricar drones cada vez más operativos y un nuevo tipo de misil balístico– no son suficientes para responder adecuadamente a los ataques aéreos. El asiduo lanzamiento de misiles rusos busca destruir las infraestructuras del país y provocar la capitulación de los ucranianos.

Mirando hacia adelante, la diferencia más decisiva entre ambos bandos es que, mientras Rusia tiene todavía un apreciable margen de maniobra para incrementar su nivel de implicación en la batalla –en términos demográficos, industriales y económicos–, Ucrania está hace tiempo al límite de sus capacidades. Solo el apoyo occidental le permite a Kiev resistir.

Aunque quisiera, no tiene margen para subir la apuesta…

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