El 29 de junio se registró en Adén un atentado contra un alto mando militar yemení, ocasionando la muerte de seis personas y un número indeterminado de heridos. En el contexto de una guerra que, con la implicación directa de Arabia Saudí a partir de marzo de 2015, ha derivado en la mayor crisis humanitaria del planeta –con dos tercios de la población dependiendo en su vida diaria de la ayuda internacional– y en no menos de 300.000 víctimas mortales, un suceso como este no tendría apenas relevancia, si no fuera porque supone un contrapunto a una tregua que, en términos generales, se mantiene en vigor desde el 2 de abril.
Una tregua suscrita entre los rebeldes huzíes, que mantienen el control de la capital desde 2014, y los gobernantes locales, ubicados en Adén y apoyados por la coalición liderada por Riad. Desde la tregua que se logró y colapsó…