En medio de la nueva guerra fría, el modelo de política exterior vietnamita de geometría variable, solo guiado por los intereses propios, es cada vez más admirado –e imitado– en el Sur Global, desde Brasilia a Nueva Delhi. Tras la desaparición de la Unión Soviética, Hanoi declaró oficialmente su doctrina de “neutralidad activa” que lo aleja de potencias revisionistas y del emergente eje Moscú-Pyongyang-Teherán que amenaza con hacer saltar por los aires al régimen de no proliferación.
En Pyongyang, en la primera etapa de su gira asiática de cuatro días que llevó después a Hanoi, Putin reactivó con Kim Yong-un acuerdo de defensa mutua de la era soviética (1961) y le animó a resistirse a las “ilegítimas” sanciones del Consejo de Seguridad y que Moscú aprobó en su momento.
A finales de 2022, Putin advirtió que el mundo estaba entrando en la década “más peligrosa e imprevisible” desde 1945. Aunque aterrizó en la capital norcoreana a las 3 am, Kim Jong-un lo estaba esperando al pie de su avión.
Rahm Emanuel, embajador de EEUU en Tokio, comentó al New York Times que la gira asiática de Putin confirmaba los peores temores sobre su disposición a desmantelar el TNP proveyendo tecnología nuclear a un país que suele amenazar a sus vecinos. Corea del Sur y Japón pueden dotarse de un arsenal atómico propio si se sienten vulnerables ante un chantaje norcoreano.
Según Huong Le Thu, analista de Crisis Group, Vietnam, en cambio, no quiere verse atrapado en juegos geopolíticos sobre los que no tiene ningún control. Si quiere consolidar su papel de “hub” manufacturero alternativo a China, señala, necesita atraer capitales y tecnología occidentales. En 2023, recibió unos 36.600 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, incluidas las de Apple, que fabrica en el país algunos…