Hasta ahora, el régimen de Caracas toleraba la presencia de estas facciones de las FARC porque le servía para presionar a Bogotá cuando lo necesitaba. El problema es que ese arreglo, más o menos informal, dependía de que los mandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) mantuvieran un cierto control del llamado 10º Frente fariano que lidera Eliécer Jiménez, Jerónimo, en Apure. Muchos analistas creen que ese pragmático modus vivendi se rompió cuando Jerónimo se negó a someterse a las órdenes de Luciano Marín, Iván Márquez, jefe de la cúpula disidente de las FARC (hoy denominada Segunda Marquetalia) y aliado del régimen de Nicolás Maduro, probablemente porque no quiso compartir el botín de sus negocios con sus antiguos jefes.
La FANB, que ha sellado a cal y canto la zona y cuya campaña incluye bombardeos aéreos, ha reconocido la muerte de cuatro de sus soldados por la explosión de minas. También la de nueve “narcomercenarios”, la detención de otros 31 y la destrucción de nueve de sus campamentos, incluido uno que usaban para procesar cocaína. A Arauquita y otros pueblos fronterizos han llegado, según el gobierno colombiano, unos 5.000 venezolanos huyendo de los combates y las detenciones arbitrarias. Fundaredes,…