Tras el “muro inteligente” –con alambradas, sensores, cámaras…– que el gobierno dominicano de Luis Abinader está terminando de construir a lo largo de los casi 390 kilómetros de frontera, circulan unas 600.000 armas de fuego, incluidos fusiles automáticos, lanzagranadas y drones que se usaron en su asalto a las prisiones de Puerto Príncipe, la mayor parte provenientes de Florida.
En 2018 eran unas 290.000, según la UNDOC. En 2023, las autoridades dominicanas deportaron a 497.692 haitianos indocumentados, 246,678 mediante el llamado “retorno voluntario” y otros 251.011 “reconducidos”. Los temores de Santo Domingo no son infundados. RD es hoy la séptima economía de la región, por delante de países mucho más grandes como Ecuador o Venezuela, con tasas de crecimiento medio del 5% desde que comenzó el siglo.
En 2023, el turismo generó 10.000 millones de dólares. Las remesas de la diáspora, concentrada en su mayor parte en EEUU, sumaron otros 10.000 millones y las exportaciones 14.000 millones más. La inversión extranjera directa superó los 4.300 millones, una cifra récord. Entre 2019 y 2023, la inversión en relación al PIB pasó del 24% al 30%. En el último medio siglo, RD ha tenido la mayor velocidad de convergencia hacia la renta media regional, por encima de Panamá y Chile.
Desde el cielo, el contraste es visible a primera vista, con verdes bosques tropicales de un lado y grandes extensiones pardo amarillas de la deforestación. Abinader –que se presentará a la reelección en mayo con un 55% de apoyo en las encuestas–, ha advertido que no permitirá campamentos de refugiados en su país.
Según los corresponsales, en el cruce fronterizo de Dajabón hay un flujo constante de camiones que llevan haitianos indocumentados para su deportación, muchos extraídos a la fuerza de sus casas por fuerzas de seguridad sin orden judicial. El Alto…