Es conocida la ambición de la Unión Europea por liderar la lucha global contra el cambio climático. También que una cosa son las palabras y las ideas y otra los hechos concretos para llevarlas a cabo. Bruselas es pionera mundial en promover leyes para reducir la emisión de gases contaminantes, pero según avanzan los pasos legislativos se va confirmando que, en tiempos de incertidumbre económica y aumento récord de los precios de las energías tradicionales y otras materias primas, la transición verde vendrá con turbulencias.
En una convulsa sesión en Estrasburgo, el Parlamento Europea votó la semana pasada en contra de algunas partes sustanciales del paquete legislativo Fit for 55, la hoja de ruta para lograr que en 2030 se reduzcan las emisiones en un 55% respecto a 1990 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. El voto en contra, gracias a la extraña alineación de socialdemócratas y ultras,…