Superado el primer año de la guerra en Ucrania, Alemania sigue inmersa en un “cambio de era” en lo que respecta a la concepción y el ejercicio de su política exterior y de seguridad. El prometido Zeitenwende, sin embargo, está todavía lejos de colmar las expectativas generadas entre los aliados occidentales.
Tres días después del comienzo de la invasión rusa, el canciller alemán, Olaf Scholz, proclamó en sede parlamentaria que se estaba produciendo un cambio de calado histórico. “El mundo no será el mismo”, resumió el canciller. Acto seguido, anunció un fondo de 100.000 millones de euros para modernizar el precario y burocratizado ejército alemán, lastrado por procedimientos inoperantes y una grave falta de equipos y personal, como apunta Aylin Matlé, investigadora del think tank alemán DGAP. Desde entonces, los aliados occidentales esperan de Alemania que acompañe su músculo económico con un liderazgo político y militar a…