El eje franco-alemán, tradicional motor de la integración europea, atraviesa uno de sus momentos más bajos. El cambio de liderazgo en Alemania, sumado al seísmo político, económico y comercial provocado por la guerra en Ucrania y la reconfiguración de las relaciones con Rusia –y quizá pronto con China– han sembrado de desencuentros la relación entre ambos países.
Las señales que reflejan la falta de sintonía entre París y Berlín se multiplican. El 26 de octubre estaba marcado en las agendas con la tradicional reunión del Consejo de Ministros franco-alemán que se celebra cada año para que los gobiernos de la locomotora europea compartan sinergias y planes de trabajo. Era la primera reunión de este tipo desde la llegada de Olaf Scholz a la cancillería alemana. El encuentro fue cancelado y sustituido por un almuerzo entre Emmanuel Macron y su homólogo alemán. Tras el encuentro, ambos líderes, sonrientes, mostraron normalidad y…