El tiempo dirá si el acuerdo firmado entre la Unión Europea y China es una buena decisión para Europa. ¿Mejorará las inversiones sustancialmente? ¿Se traducirán unos mayores vínculos comerciales con China en más capacidad para atraer al autoritario régimen de Pekín a los valores europeos? Lo que sí está claro es que el golpe de Bruselas tiene unas connotaciones geoestratégicas de primer orden.
Siete años después de haber iniciado las conversaciones, la UE y China cerraron a finales de diciembre un acuerdo de inversiones que debería facilitar la realización de negocios de las empresas europeas en China. Mediante una videollamada, los líderes de la Comisión y el Consejo Europeo, Ursula von der Leyen y Charles Michel, con el presidente chino Xi Jinping, en un inusual formato que incluyó también a los representantes de dos países europeos –Angela Merkel y Emmanuel Macron– cerraron el 29 de diciembre los últimos puntos críticos del acuerdo.
Para la UE, China es su segundo socio comercial (por detrás de Estados Unidos). Para el gigante asiático, la UE es el primer socio comercial. El volumen de intercambios anual entre ambos ronda el medio billón de euros. Con el nuevo acuerdo es previsible que esas cifras aumenten….