Se ha escrito mucho sobre la ambición europea en la lucha contra el cambio climático y los sacrificios que los sectores más contaminantes tendrán que llevar a cabo para transformar la retórica en realidad. Sin embargo, la agricultura, un sector estratégico, pero también contaminante y profundamente subvencionado por la Unión Europea, ha permanecido hasta ahora fuera del radar. La reforma de la Política Agraria común (PAC) se enfrenta con el gran reto de lograr métodos más sostenibles en el sector.
Sin un cambio en las formas de producción en la agricultura europea será muy difícil lograr los objetivos climáticos de 2030: alcanzar una reducción de al menos un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990. El sector, sin embargo, consciente de su posición de poder después de décadas de experiencia ejerciendo presión sobre las instituciones europeas y consumiendo una gran parte del…