Desde el mismo momento en el que afirmó que no necesitaba un taxi para salir del país, sino armas y munición, Volodímir Zelenski lleva insistiendo en que la victoria –es decir, la expulsión de las tropas invasoras rusas de todo el territorio, incluyendo Crimea– es posible. Una insistencia que refleja tanto su convicción personal como su necesidad de mantener alta la moral de sus tropas y de la ciudadanía ante el brutal castigo al que están siendo sometidos. El enemigo es muy superior en efectivos de combate y en economía y base industrial. Casi dos años después del inicio de la invasión rusa, la situación sobre el terreno no permite albergar plenas esperanzas de que ese sueño ucraniano esté próximo.
Por un lado, en el terreno militar la realidad refleja un bloqueo que ninguno de los dos bandos enfrentados parece en condiciones de desatascar a su favor. Hace meses que…