En un escenario como el que define la guerra en Ucrania podría parecer, al menos a primera vista, que el invierno obliga a una paralización o, al menos, a una ralentización de las operaciones militares. Sin embargo, tanto en el campo de batalla como en el terreno político y diplomático, hay señales sobradas de que Moscú y Kiev tienen ideas muy diferentes. Ideas que incluso pueden desembocar en el lanzamiento de ofensivas a gran escala.
En el terreno militar son múltiples los indicios de que, mirando primero a Rusia, Putin tiene la intención de proseguir la campaña de bombardeos sistemáticos contra la población civil ucraniana, con el objetivo de desmoralizarla y profundizar el malestar social, y contra las infraestructuras civiles esenciales, para dificultar la labor gubernamental y el funcionamiento del país. Esa es, de momento, su baza prioritaria en la medida en que, con las fuerzas desplegadas sobre el terreno,…