Los ecos del pasado más negro de la historia de Europa han vuelto a sonar con fuerza, esta vez en Austria. El FPÖ, catapultado por su discurso antinmigración y favorable a la Rusia de Putin, obtuvo un 29 por ciento de los votos, casi el doble del apoyo que obtuvo en los anteriores comicios. El partido de gobierno, el Partido Popular Austriaco (ÖVP), de centroderecha, cosechó uno de sus peores resultados, con un 26% de los votos. Los socialdemócratas han quedado en tercer lugar.
La elección austriaca, donde se alcanzó una alta participación del 77% del censo, estuvo dominada por los temas donde el FPÖ se sentía más cómodo: el endurecimiento de las reglas sobre inmigración y asilo, la guerra de Ucrania y una economía que pierde fuelle. La popularidad de las formaciones ultras en Europa a la hora de abordar estos temas y su éxito electoral se viene repitiendo en la UE en el último tiempo.
El FPÖ ha formado parte de una coalición anteriormente, pero el resto de las formaciones austriacas, incluyendo el partido de gobierno, el ÖVP, se niegan, por ahora, a participar en un gobierno liderado por el FPÖ. Si el centro derecha y los ultras alcanzaran un acuerdo, tendrían una cómoda mayoría en el parlamento (108 escaños sobre 183).
El partido ganador que lidera Herbert Kickl quiere establecer reglas firmes sobre la inmigración legal y ha promovido la idea de la “reemigración”, que implica enviar a los solicitantes de asilo a sus países de origen. En principio, el FPÖ y el ÖVP podrían converger en esta área.
El primer gobierno del FPÖ con los conservadores en el año 2000 desató protestas generalizadas y sanciones desde Bruselas, en una época en la que la popularidad de los partidos ultra era marginal en la UE. La segunda…