La UE ha decidido regular el modus operandi de los gigantes tecnológicos –Google, Apple, Amazon, Microsoft, Meta…–, justo cuando comienza a fragmentarse en zonas jurisdiccionales exclusivas y excluyentes, cada una con sus propias regulaciones y poderes dominantes.
La guerra de Ucrania, por su parte, ha acabado con el mito de que las plataformas digitales son neutrales y se limitan a distribuir información. Silicon Valley ha demostrado estar inextricablemente vinculada al poder debido a su capacidad para que una audiencia planetaria siga el conflicto en tiempo real y, con ello, pueda influir en su curso y desenlace, al tiempo que permiten que gobiernos de todo tipo puedan manipular a la opinión pública.
El actual modelo –que el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha considerado propio del “salvaje oeste”– era insostenible. Internet es global, pero las tecnológicas operan en mercados nacionales, cada uno con su propia regulación a la que…