Dada la enorme distancia geográfica podría pensarse que Taiwán no debería ser un asunto prioritario en la agenda de la Unión Europea. Más aún si se tiene en cuenta que la guerra en Ucrania genera un potencial desestabilizador tan extraordinario que, por sí sola, absorbe casi toda la capacidad operativa de la UE en el escenario internacional. En esa última clave se entendió en principio la visita que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente francés, Emmanuel Macron, hicieron recientemente a Pekín, seguida por la que acaba de realizar Josep Borrell, en su calidad de alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Unos y otros buscan conocer de primera mano el grado de implicación chino en el apoyo a Rusia, sin descuidar en ningún caso la relación comercial con la “fábrica del mundo”. Todo ello ha quedado ensombrecido, al…