Este resultado refleja una tendencia inquietante: el ascenso del populismo de derechas en Europa, impulsado por una creciente oposición al establishment político y el resquemor frente a los partidos tradicionales. En este caso, la comunicación volcada en las redes sociales ha ayudado al candidato independiente –antaño miembro de la ultraderechista Alianza para la Unidad de los Rumanos (AUR)– a capitalizar el descontento popular.

El éxito de Georgescu se explica en gran medida por su innovador uso de TikTok, donde pasó de tener 30.000 seguidores a más de 330.000. Sus contenidos evocan a un líder fuerte, orgulloso de los valores cristianos y crítico del sistema, en un país a la cola de la UE en PIB per cápita (solo por delante de Bulgaria) y particularmente castigado por la inflación. Ambos países se preparan para entrar en el espacio Schengen el 1 de enero de 2025.

El vencedor de la contienda en Rumanía critica ferozmente a la OTAN y al papel de Bucarest en la guerra de Ucrania, prometiendo a los electores que no permitirá la entrada de su país en el conflicto. Su retórica nacionalista y proteccionista, con la promesa de recuperar para Rumanía la dignidad perdida, evoca los mensajes de Donald Trump y Viktor Orban.

Lo más preocupante a ojos de los observadores europeos es la inclinación pro-rusa de quien podría ser próximamente presidente de Rumanía. El país comparte más de 600 kilómetros de frontera con Ucrania y juega un papel importante en la ayuda militar y humanitaria hacia Kiev. Un giro brusco en la política nacional podría complicar todavía más la difícil situación que atraviesa Ucrania.

Los coqueteos del candidato con el extremismo que dio pie al pasado más oscuro de Europa no son precisamente nuevos y muestran, una vez más, que la promesa de integración en la…