La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para extender el uso de la primera vacuna descubierta contra la malaria, tras casi 30 años de pruebas clínicas infructuosas, marca un hito en la ciencia médica y la salud infantil. En África, donde se produce el 94% de los casos y muertes por esta enfermedad infecciosa –una de las más letales–, la malaria mató en 2019 a unos 386.000 africanos, 260.000 de ellos menores de cinco años. Por comparar, la pandemia de Covid-19 se ha cobrado, en sus primeros 18 meses, 212.000 vidas en el continente.
Quienes sobreviven a la malaria sufren secuelas –retrasos en el crecimiento y en la capacidad de aprendizaje– durante décadas. Según Pedro Alonso, director del programa mundial de malaria de la OMS, contar con una vacuna segura, de moderada eficacia (30%-50%) y lista para ser distribuida a gran escala ha sido la mejor inversión…