El gigante asiático compra uno de cada tres árboles talados de manera ilegal en el mundo, la mayoría provenientes de América Latina, Asia y África. Desde 1999, China invierte miles de millones de dólares en reforestación para garantizarse los suministros a largo plazo, pero a corto los esfuerzos son insuficientes. Los bosques chinos solo cubren un 40% de su demanda interna de madera, forzando a su industria del mueble a buscarla donde sea. En la región subsahariana las consecuencias son visibles: la superficie arbórea de Sierra Leona, por ejemplo, uno de los 15 países más pobres del mundo, está ya por debajo del 5% del total.
Desde que Guinea Ecuatorial, Guinea, Senegal y Ghana redujeron sus exportaciones de madera a China –hasta entonces una de sus principales fuentes de ingresos– para frenar la deforestación, Sierra Leona se ha convertido en el paraíso africano de la tala ilegal. En el último…