La impronta alemana en la formulación de la política exterior de la Unión Europea está fuera de duda, pero en la cuestión que desborda las cancillerías estos días –la escalada militar en las fronteras de Ucrania y la amenaza de invasión rusa–, la influencia de Berlín brilla con especial intensidad con una dificultad añadida: los intereses de Alemania en este asunto no parecen encajar fácilmente con los del resto. Con el mayor incremento militar que ha vivido el continente en décadas, Rusia podría sacar partido de las grietas en la acción exterior europea. Entre 2000 y 2019, el gasto militar ruso aumentó un 175% en términos reales, según el SIPRI. En la última década, Rusia se ha situado siempre entre los cinco países que más gastan en armamento.
En solidaridad con Ucrania, acosada por Rusia y sus 100.000 tropas apostadas en la frontera, las noticias sobre despliegues militares se suceden…