Más allá de los asuntos internos de la mayor organización regional del planeta, integrada por China, India, Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán –con Irán en proceso de adhesión–, y que abarca el 60% del territorio de Eurasia, el 40% de la población mundial y más del 30% del PIB global, el encuentro ha servido para calibrar el grado de sintonía entre Moscú y Pekín. La primera visita exterior de Xi tras asumir el poder en 2012 fue a Rusia y, desde entonces, ha profundizado su relación con Putin hasta el punto de referirse al presidente ruso como “querido viejo amigo” tras su encuentro en Samarcanda.
En primera instancia cabría definir a ambos mandatarios como aliados estratégicos, interesados en sumar las considerables capacidades de sus respectivos países para hacer frente a la hegemonía de Estados Unidos. La escenificación más clara de esa alianza fue la reunión que mantuvieron el…