La alianza transatlántica no termina de retomar el vuelo tras los cuatro años de Donald Trump. Biden, demócrata con fama de moderado, pero intrépido a la hora de gobernar, ha cogido a la Unión Europea con el pie cambiado al proponer liberalizar las patentes de las vacunas. A pesar de haber exportado un número importante de ellas, la UE ha quedado injustamente retratada de insolidaria.
La estrategia de vacunación europea se parece bastante a una pesadilla que va y vuelve justo cuando parecía que el sueño tranquilo se estabilizaba. De puertas adentro, después de un comienzo errático –incluidos conflictos jurídicos con AstraZeneca por incumplimiento de contrato y retrasos en los suministros y que ha situado a la UE en ritmo de vacunación bastante por detrás de Reino Unido y Estados Unidos– las cosas pintan mejor. Abril y mayo han propiciado una aceleración en la llegada de dosis y, ahora sí,…