Casi seis años después del referéndum en el que los británicos decidieron abandonar la UE y más de dos tras la separación, las derivadas de aquel divorcio llaman una y otra vez a la puerta de la actualidad política británica. La más relevante de todas toca hueso, porque afecta a la integridad territorial de Reino Unido.
Era predecible. Las alertas, descalificadas como alarmistas durante los días del referéndum por los más utópicos defensores del Brexit, van tomando forma de amenaza concreta para la estabilidad institucional de Reino Unido. Un 56% de los ciudadanos de Irlanda del Norte votó a favor de la permanencia en la UE, al igual que el 62% de escoceses. El nuevo statu quo ha ido sumando adeptos en los dos países para separarse de Reino Unido. Inglaterra y Gales, las otras dos naciones, votaron a favor del Brexit.
El asunto se encuentra en plena ebullición en…