Durante los años siguientes al referéndum del Brexit se repetía que la salida británica no borraría a Reino Unido del mapa europeo, algo que ahora comprobamos cada semana desde la materialización de la salida británica. Los desafíos típicos entre vecinos continúan, con una diferencia que los complica: los canales institucionales para resolverlos se han reducido y los riesgos de abordarlos mal o de que estos desemboquen en crisis mayores han aumentado.
Francia y Reino Unido, separados por poco más de 80 kilómetros de mar en la ruta más corta entre Calais y Dover, llevan años con una relación complicada. A la lista de disputas relacionadas con los derechos de pesca, el comercio o la distribución de las vacunas se suma ahora la inmigración, un drama humano que no debería pasar desapercibido por las altas disputas políticas.
Algunos números dan una idea de la gravedad del problema. El 24 de noviembre,…