Rodeado de escándalos, con una reputación de mentir a la ciudadanía y arrinconado por los problemas económicos y los asuntos mal resueltos tras el Brexit, Johnson se ha visto obligado a anunciar su salida. A la espera de conocer fecha y nombre de su sucesor, la expectativa en Bruselas es clara: recomponer las relaciones con un socio indispensable.
La gota que ha colmado el vaso e inundado la oficina de Downing Street que ocupa Johnson – como ha sugerido la metáfora de un periódico francés – ha tenido que ver con un nuevo escándalo relacionado con un desafortunado nombramiento. Johnson nombró a Chris Pincher para ocupar un puesto en su partido, a pesar de las acusaciones de conducta sexual indebida contra él. El premier aseguró no conocerlas, pero después se supo que sí estaba al corriente.
Es difícil pensar que este episodio sea el más grave de los protagonizados por…