La generosidad del sistema democrático es conocida: el pluralismo, uno de sus pilares más esenciales, puede llegar al extremo de brindar altavoces para quienes trabajan día y noche en contra del mismo.
El artículo 2 del Tratado de Lisboa es claro: “La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres”. El respeto a estos principios y valores no debería depender del Estado miembro donde se encuentre el ciudadano.
Estos últimos días, la UE ha vivido otra vuelta de tuerca más en su capacidad de integrar y visibilizar a los líderes que desafían estos valores….