Durante décadas, el paradigma económico dominante en los países europeos ha priorizado la retirada del sector público de los puestos de control del tejido productivo. La idea de base era que el sector privado contaba con los estímulos adecuados para elegir las inversiones. El capital buscó entonces las vías para maximizar el retorno de sus inversiones por la vía de la deslocalización de la producción en busca de costes de producción menores. A la larga, el proceso terminó provocando la descapitalización de la Unión Europea.
En 2021, este paradigma se está replanteando como consecuencia del impulso renovador que ha introducido Joe Biden en Estados Unidos. La fase de “estancamiento secular” posterior a la crisis financiera de 2008, acuñada por el economista Larry Summers, fue una advertencia para los líderes políticos, que descubrieron los frenos a la inversión que existen cuando el capital privado se lanza a la búsqueda de rentabilidad…