Los más de cinco puntos de ventaja que sacó Massa entre las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto y la primera vuelta de las elecciones de octubre mostraron que, incluso en condiciones extremas, el poderoso aparato peronista –gobernadores, intendentes, alcaldes…– funcionó como una maquinaria bien engrasada, sumando más de 3,2 millones de votos al caudal oficialista entre las dos convocatorias.
Y no es la única razón. Cuando se les preguntaba a los propios votantes de Milei a qué candidato temían más, el 11,6% contestaba “a Milei”, que se creía llamado por el destino a derribar los pilares sobre los que se sostiene el Estado argentino.
Con un gasto público que ronda el 35% del PIB, más de la mitad de los argentinos recibe algún tipo de subsidio o ayuda estatal. Ejerciendo como candidato y ministro, Massa lanzó varios “planes platita” –bonos extraordinarios, eliminación de impuestos…–, advirtiendo la amenaza…