La Comisión Europea eligió el día de Año Nuevo para poner en la mesa una propuesta arriesgada sobre taxonomía verde. El ejecutivo liderado por Ursula von der Leyen quiere crear un marco claro para las inversiones energéticas en cuanto a su impacto ambiental, de forma que los inversores tengan una definición exacta de lo que es un negocio sostenible. Con este criterio, argumenta la Comisión, las adquisiciones realmente verdes serán más atractivas para atraer capital.
En varias capitales europeas las espadas están en alto ante lo que consideran un paso atrás en la lucha contra el cambio climático. Cumpliendo determinadas condiciones, la propuesta de la Comisión otorgaría a la energía nuclear y al gas natural la calificación de energía verde. Las centrales atómicas cuyo permiso de construcción se expida antes de 2045 y ofrezcan garantías de seguridad y tratamiento de residuos por ejemplo, podrían obtener esa calificación.
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