De los dos principales gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono (CO2) es el más abundante y el que más dura en la atmósfera, pero el metano (CH4) retiene el calor hasta 30 veces más, si bien su vida atmosférica es mucho más corta (una década de media) que la del CO2, que tarda hasta cientos o miles de años en desaparecer. Todavía están en el aire alrededor del 40% de las emisiones de un Ford T de 1911, lo que explica que el CO2 acapare la atención de los gobiernos, organismos internacionales y medios.
El metano, sin embargo, incide más directamente en el cambio climático al aumentar la temperatura del aire. De hecho, desde 1850 es responsable de una cuarta parte del calentamiento global. El actual nivel de metano en la atmósfera es dos veces y medio mayor que el de los niveles preindustriales. Y sigue elevándose.
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