Desde su independencia en 1956, Marruecos aspira a ser reconocido como el líder regional del Magreb. Lo mismo cabe decir de Argelia, independiente desde 1962. Para alcanzar ese objetivo, ambos países han jugado sus bazas en todos los ámbitos, incluido el militar. Rabat entendió desde el principio que su mejor baza geoestratégica era acercarse lo más estrechamente posible a Washington, hasta lograr, en 2004, el estatuto de “aliado principal no-OTAN”. Argel optó por alinearse con Moscú, sobre todo en el contexto de la guerra fría.
En esa tensa relación bilateral también hubo tiempo para el choque directo, como ocurrió en 1963, en la llamada “guerra de las arenas” por cuestiones fronterizas; y para el desencuentro en relación con el conflicto del Sáhara Occidental y el terrorismo yihadista. Como consecuencia de todo ello, la frontera común está cerrada desde 1994. Marruecos ha tratado de aprovechar la tragedia violenta argelina que arrancó…