Ya sea por el impulso imperialista que tanto China y Rusia como Estados Unidos están demostrando, el debilitamiento de las instancias de prevención de conflictos o la descarnada competencia entre aspirantes al liderazgo regional, todo parece conducir a un acelerado rearme global.

De todo ello se deriva un floreciente comercio de armas. Un reciente informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), publicado el pasado 10 de marzo, explica que la transferencia de material de defensa en el periodo 2020-2024 se mantiene en un nivel similar al que ya se registraba hace una década, aunque apunta hacia un crecimiento sostenido. En las siguientes líneas resumimos los rasgos más destacados de dicho informe.

Estados Unidos es el principal beneficiario de dichas transferencias. Si en el periodo 2015-2019 ya acaparaba el 35% todas las que se realizaron a escala mundial, en 2020-2024 ha pasado a representar el 43% del total. En ese plazo ha vendido armas a 107 países y, por primera vez en las dos últimas décadas, el porcentaje de lo transferido a Europa (35%) supera a las exportaciones estadounidenses a Oriente Medio (33%). En términos individuales, Washington aparece como el primer suministrador de 22 de los 40 principales importadores del mundo, con Arabia Saudí encabezando la lista (12%).

En esos mismos años, y como efecto directamente relacionado con la invasión rusa de Ucrania, los miembros europeos de la OTAN (es decir, 23 de los 27 países de la Unión Europea) han incrementado sus adquisiciones un 105% respecto al lustro anterior. Y mientras en 2015-2019 el 42% era material proveniente de EEUU, en estos últimos cinco años el porcentaje se ha elevado al 64%.

Tras EEUU, que ha aumentado el 21% sus ventas en el periodo 2020-2024, los demás países que ocupan los diez primeros puestos de la clasificación como principales…