Desde la aprobación de las leyes de derechos civiles de 1964 y electorales de 1965, el gobierno federal cada 10 años, a través del US Census Bureau, pregunta y usa información sobre raza y etnicidad para garantizar la igualdad de oportunidades y el acceso a los servicios públicos de las minorías. En 1977, las 35 agencias federales introdujeron categorías raciales y étnicas en sus formularios oficiales para disponer de datos útiles en la formulación de políticas públicas y diseño de los distritos electorales.
En 1997, la última vez que se actualizaron, se reconocieron cinco categorías raciales incluidas en el último censo de 2020: Blanco, Nativo americano (american indian o Alaska native), Asiático, Negro (Black o Afroamerican), Nativo Hawaiano y otros polinesios (Pacific islander).
Las categorías étnicas –como la de hispano/latino– se consignaban por separado. A finales de marzo, en su mayor reforma en 30 años, la US Office of Management and Budget (OMB), la agencia federal a cargo del censo, anunció que unirá la preguntas sobre raza y etnicidad, alentará la elección de múltiples opciones y añadirá dos nuevas categorías etno-raciales: Hispano/Latino y MENA (Middle Eastern or North african, en la que caben magrebíes, iraníes, israelíes y kurdos, entre otros pueblos de la región).
Hasta ahora, al no tener otra opción, esos grupos solían incluirse en la categoría de blancos o la de “alguna otra raza”, no reconocida oficialmente. Ahora los árabe-americanos –concentrados en gran parte en Estados del noreste como Michigan– podrán ser contados y representados en las estadísticas oficiales.
En el censo de 2020, 54,6 millones (18%) se identificaron como latinos/hispanos. Pero al elegir la raza, ante la ausencia de opciones como mestizo, mulato, u otras posibles, el 8% no respondió y el 44% (unos 27 millones) optó por “alguna…