El resultado electoral portugués da carpetazo a los ocho años de gobierno del socialdemócrata António Costa, cuya dimisión por un escándalo de corrupción propició el adelanto electoral. Lo que vendrá ahora, contados los votos, no está del todo claro.
El ganador de las elecciones, Luís Montenegro, de la plataforma de centro-derecha Alianza Democrática, lo hizo por la mínima. Con 79 escaños está lejos de los 116 que marcan la mayoría absoluta, aunque sume a los representantes de Iniciativa Liberal, que cuentan con ocho diputados.
El Partido Socialista (PS) de orientación centroizquierda, en nombre de su compromiso con la democracia liberal, logró 77 escaños, una caída importante respecto a su mayoría absoluta de 120 escaños en la anterior legislatura. Los partidos más pequeños de izquierda tienen otros 14 escaños entre ellos.
El gran titular que ha dejado la elección tiene que ver con la subida ultra en Portugal, un país que había resistido hasta ahora una presencia destacada del populismo de extrema derecha a su parlamento, un fenómeno que durante la última década ha sacudido a la mayoría de países de la UE. El partido Chega, constituido en 2019, con una agenda ultranacionalista, euroescéptica y anti migratoria, ha logrado 48 escaños.
El presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa consultará a los partidos en una ronda que terminará el 20 de marzo y se espera que invite al líder de AD, Luis Montenegro, a formar un gobierno minoritario. En principio, Montenegro ha descartado colaborar con la extrema derecha para llegar al gobierno. El Partido Socialista ha indicado que podría facilitar la formación de un gobierno de centro derecha.
Mas allá del desenlace, el escenario portugués está en sintonía con las tendencias electorales más amplias de Europa. El éxito de Chega confirma la pujanza de la extrema derecha. Junto con Vox…