La decisión, enmarcada en la deriva proteccionista global y de Estados Unidos en especial, es intrascendente, ya que Donald Trump ya había anunciado que frenará la operación en cuanto desembarque en la Casa Blanca. Pero manda un mensaje claro al mundo de que existe un consenso político para vetar la venta de sus compañías a capital extranjero. Incluso a los países aliados.
La operación estaba valorada en cerca de 15.000 millones de dólares y contaba con el pleno compromiso, por parte de Nippon Steel, de mantener la producción, los empleos y la apuesta por el mercado estadounidense. Pero todos esos compromisos parecen no haber sido suficientes.
El Pentágono, el Tesoro de Estados Unidos y el Departamento de Estado han analizado en las últimas semanas el impacto de esta operación y han concluido que no existe riesgo para la seguridad nacional. Ni el suministro de acero está comprometido, ni la empresa…