En su reciente reunión virtual, Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador abordaron en un “tono cordial”, como destacaron ambos, casi todos los principales puntos de la agenda bilateral y también los que afectan a los países del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Inmigración, pandemia, comercio… Sin embargo, el asunto clave en el que Washington podría marcar una clara diferencia no estuvo sobre la mesa: el control de armas hacia el sur de la frontera.
Pese a la pandemia, 2020 se cerró en México con 34.000 homicidios, casi tantos como en 2019. La mayoría de las muertes fueron por heridas de bala. En 2007, tres de cada 10 homicidios se cometían con armas de fuego. En 2020 ocho de cada 10, y siete de ellos con armas provenientes de EEUU.
Las oleadas migratorias centroamericanas tienen una relación directa con la violencia. Desde 2010, unos tres millones de personas –el 8% de la población conjunta del Triángulo Norte– han abandonado sus países huyendo de ella y de la pobreza. Un sondeo de 2015 de Médicos sin Fronteras encontró que el 40% de los migrantes emprendió su viaje tras sufrir asaltos, amenazas o extorsión. En 1999, la patrulla fronteriza…