Con una ciudadanía cada vez más desencantada, los comicios podrían marcar un cambio significativo en el panorama político portugués. El colapso del gobierno tiene su origen en acusaciones de conflicto de intereses que involucran a Montenegro y su vínculo con la empresa familiar Spinumviva. Aunque el primer ministro había transferido oficialmente la propiedad de la compañía a su esposa tras su regreso a la política en 2022, al parecer la empresa seguía recibiendo pagos de la firma de casinos y hoteles Solverde.
Esto generó dudas sobre si, de facto, el primer ministro seguía vinculado financieramente a la entidad. La oposición exigió una investigación parlamentaria y presentó una moción de censura que, si bien fue rechazada, debilitó gravemente la posición del primer ministro. Finalmente, Montenegro sometió su gobierno a una moción de confianza, que no logró superar, precipitándolo a la dimisión y forzando la convocatoria de elecciones.
La dimisión de Montenegro y la caída de su gobierno profundizan la crisis de gobernabilidad en Portugal. El país ha vivido tres elecciones generales en los últimos tres años, un hecho sin precedentes desde la llegada de la democracia con la Revolución de los Claveles en 1974. La volatilidad política ha afectado la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y ha generado incertidumbre en la economía.
El Partido Social Demócrata (PSD), de centro-derecha, liderado por Montenegro, llega a estos comicios en una posición debilitada. Su credibilidad ha quedado dañada por el escándalo y la falta de apoyo parlamentario. Por otro lado, el Partido Socialista (PS), centro-izquierda, aunque también desgastado por la inestabilidad de los últimos años, busca capitalizar la crisis del gobierno de Montenegro para recuperar terreno electoral.
Uno de los factores clave de estas elecciones será el crecimiento de fuerzas emergentes, especialmente el partido de ultraderecha Chega, quien ya cosecho…