El sistema de castas de estratificación social hindú persiste en India pese a ser formalmente ilegal. Los dalit –los antes llamados “intocables”, debido al tipo de labores sucias en las que se veían forzados a trabajar– se concentran sobre todo en Uttar Pradesh, el estado más poblado y antiguo bastión del BJP y de mayoría de lengua hindi, la materna del primer ministro Narendra Modi, nacido en Bujarat en el seno de una familia de casta media modh-ghanchi.   

Modi logró su tercer mandato consecutivo, algo solo logrado antes por Jawaharlal Nehru, pero ha tenido que pactar, por primera vez en su larga carrera política, con dos partidos regionales de Bijar y para formar gobierno. En el sistema electoral indio, similar al británico (winner takes all), un puñado de votos puede inclinar un estado a un lado u otro. En Uttar Pradesh, el BJP vio caer de 62 a 33 sus escaños, entre los 80 asignados al estado.

De los que perdió, 37 fueron a manos del Samajwadi, un partido de la minoría musulmana y de miembros de castas bajas y medias integrado en la coalición opositora (I.N.D.I.A.) que lidera el Partido del Congreso Nacional (PCN) de Rahul Ghandi, hoy formal líder de la oposición.

El partido del Congreso aumentó sus votos un 21%, lo que le valió ganar 99 escaños. El BJP ganó el 53% entre miembros de las castas altas, los mismos que en 2019, pero entre los dalit, su voto cayó un 3%, hasta el 31%.

El BJP perdió también 14 escaños en Maharastra y Rajastán, estados norteños con mayorías rurales de lengua hindi. Las lenguas son el principal factor de identidad de un país multiétnico en el que el 80% son hindúes. Aunque el sistema de castas no es legal, rige…